La Nave de los Libros

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Jonathan Figueroa
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La Nave de los Libros

Mensaje por Jonathan Figueroa »

Crónicas Coloniales

Los tres primeros nautas que en julio de 1499 soltaron el ancla de la carabela “Santa Catalina” sobre el fondo de la bahía porteña, eran personajes de alta cultura...

Para apreciar la formación intelectual de esos navegantes, convendría trasladarnos a la segunda mitad del Siglo XV, que es el tiempo histórico en el cual desarrollan su parábola vital. Un significativo número de analfabetos poblaban ciudades y aldeas en una Europa que desperezaba sus miembros entumecidos y echaba a andar de nuevo por los caminos del arte, de las ciencias, de la literatura, de todas las manifestaciones del espíritu.

Prueba de una formación humanística serán las lecturas...Ayer como hoy un hombre podría valorarse por su biblioteca.

Otras obras de la estantería navegante fueron la Historia Natural de Plinio el Viejo, y Vidas Paralelas, de Plutarco. Libros que no podían faltar en ninguna biblioteca de la época, eran los de San Agustín, Josefo, Jerónimo, Francisco de Mairones, y el Vocabulario de Alonso Palencia.

España no tendrá artistas trascendentes, ni arquitectos famosos, ni escultores, ni pintor siquiera para recoger el verdadero rostro de los navegantes, pero se asomará al Renacimiento a través de la ventana de los libros…De los veinte millones de ejemplares impresos en doscientas cincuenta imprentas europeas, durante el período que abarca la vida de Colón — cincuenta y cinco años, coincidiendo su nacimiento (1451) con la impresión de la Biblia de Gutemberg — gran cantidad fueron editados en veintitrés lugares de España, a partir de la introducción de la imprenta en Segovia (1472), Valencia y Zaragoza y Barcelona (1473), Sevilla (1477) y Salamanca (1480).

En el año del viaje descubridor (1492), imprimiéronse en Sevilla diez libros, entre ellos: Cárcel de Amor, de Diego de San Pedro; las Ordenanzas, de Alfonso Díaz de Montalvo; Coplas, de Fernán Pérez de Guzmán, y el Nobiliario, de Mejía Fernand.

El libro más trascendente de esta época aparecerá sin embargo en su edición príncipe, cuando ya Colón se encuentre en las islas Canarias (18 de Agosto, 1942) reparando la avería de la carabela “Pinta”. Se trata de la Gramática Castellana, de Elio Antonio de Nebrija (se llamaba en realidad Antonio Martínez de Cala y Jarava), que fijó las normas escritas para dar a la lengua de Castilla la consistencia y uniformidad necesarias que facilitaran su aprendizaje y difusión. La lengua de Alfonso el Sabio, la consagrada en El Cantar del Mio Cid, cobraba carta de naturaleza castellana, se convertía de norma hablada en reglas compiladas. La Gramática de Nebrija navegaría después a bordo de los dieciséis buques del Segundo y del Tercer Viaje colombinos, y en esta expedición de la carabela “Santa Catalina” (Julio, 1499).

El mundo del humanismo renacentista, con matices varios en las diversas regiones de Europa, navegaba a descubrir un mundo nuevo, que cambiaría radicalmente las ciencias conocidas.

Fuente: NOTITARDE
O1a. (CASMAR) Jonathan J. Figueroa F.
Miembro del Tribunal Disciplinario
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